Que singular parece el hecho de no concebir un mundo en el que sólo podíamos escuchar música en casa. El deporte se hacía en silencio, íbamos en el transporte público leyendo o hablando con el vecino.
Hasta que un día, hace 30 años, Sony nos sacó del ostracismo poniendo a la venta el 1 de julio de 1979, el primer Walkman a 150 dólares, un precio elevado en aquellos años.
La idea (según Sony) parte en Japón, en la propia empresa donde los ingenieros, hartos de cargar con aparatos demasiado pesados en los que reproducían música, comenzaron a trabajar en cómo sería posible minimizar las opciones de los reproductores de la época para crear un aparato lo más portátil posible.
Al principio el invento no tuvo una gran acogida, pero en un par de años la fiebre del Walkman recorrió el mundo entero. Evolucionaban los modelos, otras marcas inventaban sus alternativas. El reproductor usaba cintas de cassete de audio y pilas AA para ofrecer la increíble experiencia de 60 minutos de música portátil, 30 por cada cara de la cinta.
Con el tiempo, un inventor alemán brasileño llamado Andreas Pavel reclamó su autoría sobre el concepto del Walkman y tras unos años de trasiegos judiciales, Sony acabó pagándole royalties, por lo que se acepta dicha autoría o parte de ella.
El mundo vivía “enganchado” al Walkman, incluso se publicaron los habituales estudios psicológicos sobre los efectos negativos de abstraerse con el aparato durante demasiado tiempo.
Los noventa nos sorprendieron con la evolución del reproductor portátil para pasar de ser de cinta de cassete a CD o incluso a mini disc. Actualmente el mercado ha olvidado todos estos reproductores y vive bajo la estirpe de los reproductores mp3, mp4, ipod, los cuales se actualizan cada año prácticamente.
El Walkman de Sony en la actualidad también ha evolucionado hacia el minimalismo con el resto, hasta el actual modelo Sony Walkman W270 que es incluso sumergible.
La evolución tecnológica no para, pero ¿a que tenían encanto los antiguos Walkman?.